Ironías del Destino en la crisis de los migrantes / refugiados
En la crisis de los migrantes, las diosas del destino (las Moiras o hilanderas) se han reído de la cancillera Merkel. Si no fuera por que uno es agnóstico, creería en la actividad de una divinidad – por supuesto, griega – o algo parecido: Es Merkel quien pide socorro. No nos engañemos. Detrás de sus propuestas solidarias, sus avisos contra la insolidaridad, su firme posición ante los neonazis, su actitud ahora pragmática de visita a centros de migrantes (hace un mes era firme cara a la niña palestina)… lo que hay es una llamada de auxilio de la gobernante que sabe que es Alemania el destino de los migrantes y los quiere repartir. Después de que su gobierno haya sido insolidario en la crisis griega, ‘que paguen’,’que se las apañen sin ayuda’, ahora no quiere tragarse el ‘marrón’ y es ella la que pide auxilio.
Seamos serios, unamos los dos hechos. En ambos casos, la crisis griega y la crisis provocada por la afluencia de migrantes/refugiados, la actitud adoptada por el gobierno alemán de Merkel es una reacción lógica del capitalismo neoliberal: antes, como gobierno de la rica Alemania se consideraba lógica la insolidaridad de no querer repartir los beneficios de una situación que le favorecía – dentro de la Unión europea como unión de mercado libre – y ahora se encuentra aterrorizada ante una situación que le desfavorece – dentro de la Unión europea como unión de territorios sin fronteras – Luego, hay que repartir. Solución: debéis llevaros vuestra cuota de migrantes a casa.
Los europeos, incluidos por supuesto los alemanes de a pie, han respondido – están respondiendo – adecuadamente a la mayor crisis migratoria desde la guerras de Yugoslavia y están forzando a sus gobiernos conservadores a decir que van a ser solidarios – con la boquita pequeña, eso sí – y a ponerse en onda con la ahora ‘solidaria’ cancillera de hierro – aunque ya se sabe que ‘verba volant, scripta manent’ (las palabras vuelan, los escritos quedan). Pero, ¿se les ha preguntado a los migrantes? Los migrantes quieren ir a Alemania – o Austria o Suecia – . Y lo que está sucediendo es que no se les puede parar por muchas fronteras que se les ponga delante.
La solución neoliberal era bien fácil y el gobierno neoliberal inglés lo había dicho claro antes de que estallara esta caja de los truenos: volvamos al principio, unión de mercados sin unión de personas (o en caso contrario nos vamos con referéndum envenenado en perspectiva). Es la reacción automática que han tenido igualmente los gobiernos del Este y Centro de Europa, hijos neoliberales de la ampliación deseada por las elites económicas alemanas. Es la reacción del gobierno de Hungría, la de los nacionalistas de todo tipo y la que está teniendo el Frente Nacional en Francia.
Para el resto de Europa, la cosa se ha vuelto más complicada. Porque la realidad es la realidad, porque los migrantes se han constituido en una magnífica caravana de la libertad – con sus imágenes de víctimas, sus héroes y sus muertos – que sólo plantea dos opciones: o los admites o los matas (o los dejas morir, que es lo mismo). Y ante eso, todo el edificio ideológico, de representación y legitimidad, del modelo europeo se derrumba: nuestro ‘rollo’ interno (afortunadamente) se basa en el principio de los derechos humanos que justifica nuestros gobiernos democráticos – independientemente de las barbaridades que luego hagan ellos. Y la ciudadanía europea ha reaccionado porque es su identidad más profunda la que está en juego.
Merkel pide solidaridad. La exige más bien con un chantaje directo a los gobiernos de su entorno. Los ciudadanos europeos deben pedir a cambio más gobierno – más Europa auténtica y democrática – para controlar (canalizar) la crisis de los migrantes y para controlar a… Merkel.
Proyecto La Constitución de Europa
Se trata de reflexionar sobre la constitución de Europa, es decir, la necesidad de una reflexión ‘europea’ sobre los temas de actualidad con un cambio de paradigma científico y mental, lo que lleva implícita la construcción de una identidad europea de nuevo tipo que supere las estructuras estatales de las que partió Europa.
Al mismo tiempo, la necesidad de una Constitución europea, es decir, todo unas normas claras para todos los ciudadanos europeos. Lo que lleva implícita la construcción de una ciudadanía europea que, con sus derechos y ‘obligaciones’ acompañe a la identidad previa.
Esta no es una página sobre las llamadas ‘Instituciones europeas’ actuales, si acaso para criticarlas por su desconexión de la ciudadanía (falta de democracia), su funcionarización y ausencia de empatía (por ausencia de una identidad común).
Naturalmente, esta página parte de un a priori: ningún tema conflictivo en la Europa actual se puede solucionar sin una visión europea del problema (una visión de conjunto). Las soluciones parciales o nacionales no sólo amputan parte o toda la realidad, sino que son perversas (aunque la intención sea inocente). Y esta interrelación en que vivimos no es un problema sino justamente la solución del mismo. Es necesario visibilizar que los europeos no podemos vivir sin serlo.
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